Fue el último en viajar a los Estados Unidos, del primer grupo de paraguayos que se ganó una bolsa de estudios gracias al programa de Becas Deportivas USA. Al igual que los demás, Kevin Piccardo Paredes también se valió del fútbol como pasaporte; pero, a diferencia de aquellos, eligió una carrera completamente diferente.
Es que la gran pasión de este joven de 19 años es la gastronomía, profesión en la que ya venía trabajando, y nada menos que como jefe de cocina de “Hard Rock Café Asunción”.
¿Podría encontrar, entre las universidades norteamericanas que se sumaron al programa de Becas, una que le ofreciera una carrera acorde a sus intereses?, esa era su gran duda.
Entonces apareció la Monroe College de New York, cuyo entrenador quedó encantado con sus condiciones como futbolista y le ofreció una beca para estudiar la carrera de “Hotelería y Turismo, con licenciatura en Artes Culinarias”.
Así este paraguayo que en su adolescencia, y en dos oportunidades, debió dejar a un lado el deseo de ser futbolista para poder terminar el colegio, encontró finalmente la combinación perfecta entre ambos sueños: el fútbol y la formación profesional.
“De pequeño jugué en Libertad, luego di un giro total y pasé a jugar básquetbol durante tres años, hasta que tuve que dejar por el estudio. Volví al fútbol y pasé por dos clubes, primero Rubio Ñu y después Independiente de Campo Grande, pero nuevamente no pude continuar por el colegio, seguía Ingeniería en Informática”, comenzó relatando Kevin.
“Una vez que terminé el colegio me dediqué a buscar mi sueño, que era jugar en Primera. Pero ya me costaba, porque empecé con 18 años y para conseguir una oportunidad en un club de Primera a esa edad _duele decir que sea tu país_ tenés que tener contactos, alguien dentro que te ayude con el primer paso, que te abra una puerta”, agregó.
Si bien el último año integró el plantel del club Resistencia, Kevin Piccardo “ya había dado por descartadas todas” sus “oportunidades en el fútbol”, hasta que le invitaron a que fuera a probar a la preselección de Becas Deportivas USA: “No era la primera vez que me comentaban sobre esto, pero yo tenía en mi cabeza otra cosa. Yo planeaba fútbol. No me preocupaba si tenía que estudiar. Por eso deserté la primera vez”.
“Luego, cuando creía que tenía mi vida hecha porque conseguí un buen trabajo. Estudié gastronomía en el IGA y me contrataron como jefe de cocina en Hard Rock Café, cuando me enteré que quedé preseleccionado para el tema de las becas y me dije: ‘¿Qué hago? ¿Dejo de venir al trabajo y me lanzo al fútbol?’ No sabía qué hacer, porque una preselección no me garantizaba la beca y yo estaba en pleno entrenamiento para llegar a una determinada posición en el trabajo. Me jugué por los dos, trabajé en Hard Rock cuatro meses, hasta que por fin llegó el Showcase”, recordó.
Al igual que muchos participantes, Kevin se vio obligado a jugar en un puesto que no le correspondía, por lo que estaba casi seguro que no sería seleccionado. “Estaba bajoneado porque ya era domingo, había jugado tres partidos y en todos fui central. Gracias a Dios, en el último tuve la oportunidad de jugar en mi posición. Esos pocos minutos fueron bastante válidos, porque conseguí lo que quería”, comentó, recalcando que en la previa le habían indicado que Monroe College era la única institución, de las participantes, que ofrecía una carrera de Artes Culinarias.
“Cuando Jonathan (Garbar, el coach) me confirmó, yo dije: ‘Tengo que conseguirlo’. Entonces, me esforcé para ganarme la beca que es casi del cien por ciento, porque el gasto que voy a tener es prácticamente nada y, a cambio, voy a otro país, a conocer una nueva cultura, a volverme un profesional. Estoy persiguiendo mi sueño”, añadió.
Pese a que ya estaba a punto de poner los pies en el avión que lo llevaría a New York, Kevin aún no podía creer lo que había logrado: “Realmente me cuesta dimensionar que voy a Estados Unidos a perseguir mi sueño, a combinar mis dos pasiones que son el fútbol y la cocina. Para mí es algo único”. “No quiero decir que soy el más privilegiado, pero me siento extremadamente privilegiado, pues muy pocas personas pueden seguir su vocación y su pasión al mismo tiempo”, acotó.
En cuanto a la reacción de sus padres ante el hecho de que su hijo vaya a vivir varios años fuera del país, recordó como su padre lo alentó a apostar a por este sueño: “Mi papá (Arturo) es una persona bastante luchadora. Fue deportista y llegó bastante lejos pese a que no tenía el mismo apoyo que yo. Eran otras épocas y consiguió todo por su cuenta. Me dijo: ‘Esta oportunidad no se repite en la vida. Si querés y te propones, depende de vos hasta donde llegues. Tenés mi apoyo, estamos para vos. Acá empieza otro camino y tenés que enfocarte en lo que querés en la vida’”.
En cuanto a su madre, como era de esperarse, las emociones afloraron: “Se puso triste, melancólica, porque como mis padres son separados yo crecí con ella y soy su mano derecha. Le ayudo en todo, inclusive mis hermanos son dependientes de mí. Soy la persona más activa en la casa y, según lo que me dicen, voy a hacer falta (sonríe). A mi mamá le costó dimensionar y cada vez que se acordaba por poco no echaba lágrimas, me abrazaba y me decía que me va a extrañar”.
¿Y en cuanto a las emociones de Kevin, lo que él imagina sobre su futuro? Según la anécdota que compartió, al menos él no tendrá tantos problemas de comunicación como los tuvo su padre cuando viajaba al exterior para competir en atletismo. “Me contó que le enviaba una carta todos los días a mi mamá, pero que él volvía del viaje y 15 días después recién llegaban sus cartas”, rememoró sonriendo. “Hoy tenés la tecnología, que te permite estar en contacto prácticamente frente a frente todos los días. O sea, podes cruzar el mundo sin darte cuenta. Quizás de esa manera pueda ser un poco más fácil sobrellevar las distancias”, resaltó.
Además, Kevin recordó que estará bastante ocupado como para que el desapego le afecte: “Yo voy a aprender sobre otra cultura, a conocer personas de todo el mundo, porque Estados Unidos es el país que reúne a gente de todo el mundo, y más aún que voy al epicentro, a 20 minutos de Manhattan, en el condado de New Rochelle. Es algo muy loco, muy nuevo, pero lo interesante y lindo es que tenés todo: departamento, comida, transporte, indumentaria deportiva. Voy a tener una vida de primer nivel, y encima voy a formarme como profesional, con todas las herramientas”.
“Quizás voy a estar lejos de mi familia, del calor de mi gente, de mi país que tanto quiero, pero allá me voy a sentir en casa realmente, porque desde un principio ya me escribieron las personas de la universidad, el consejero, los profesores, el coach. Me hicieron sentir parte de su universidad, de su familia, me integraron sin conocerme. Antes de viajar ya viví la experiencia de lo que va a ser allá”, añadió.
Kevin Piccardo no quiso dejar pasar la oportunidad de valorar el trabajo de los profesionales que lideran Becas Deportivas USA, sobre todo porque él también tiene como meta volver un día para brindar oportunidades a sus compatriotas, aunque en su caso a través de su propio restaurante.
“Realmente es hermoso lo que hacen, esa es la verdad. Imaginate que Julio (Beachy), Leti (Soto) y Lore (Soto) se pasaron laburando todo este tiempo para conseguir sus metas; las consiguieron, ya son exitosos y en vez de quedarse a vivir allá decidieron compartir esa historia que vivieron en carne y hueso, tratando de dar la misma oportunidad a otras personas”, destacó.
Luego, valoró que los mismos acompañen en todo momento y con todo lo necesario a los seleccionados: “Ellos te proveen de las herramientas para aprender, buscan la manera de que los costos se abaraten, te facilitan los trámites… Es hermoso porque hoy la gente solo piensa en su propio interés, no se preocupa por los demás. Ellos no. Están pensando en el futuro de este país, queriendo crear profesionales con valores que puedan aportar algo al país, porque ellos son así. Crecieron y se formaron allá, pero no se quedaron a aportar a Estados Unidos. Vinieron a su país, a aportar de vuelta lo que se necesita para seguir creciendo”.
¿Hará lo mismo Kevin en el futuro? “Sí, esa es mi meta. Mi idea es abrir un restaurante de comida saludable en Paraguay, porque la gente necesita un lugar donde pueda comer sano con la comida que se come en casa todos los días, que no solamente sea verduras y no comer carne”.
“El proyecto es bastante largo, pero ya se está desarrollando en mi cabeza y ya lo tengo por escrito. También tengo el apoyo de mis padres y el día de mañana, si tengo el suficiente colchón económico, vamos a realizarlo cuando vuelva al país. Mi intención es aportar mi granito de arena con la comida saludable e inculcar a la gente que comer sano no está mal, que hay muchas maneras de comer sano y comer rico también”, sentenció el futuro chef paraguayo.